Mostrando entradas con la etiqueta internet. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta internet. Mostrar todas las entradas

abril 12, 2012

Un perro crudo en honor a la patria


¿Qué mueve a un hombre a matar, decapitar y morder la cabeza de un perro?


 José David Guamán Pichasaca tiene en su facebook una foto religiosa: una cruz cruzando una tormenta. “Este barco jamás se hundirá, te invito a subirte,” dice la descripción, y Guamán añade “yo si kiero suvir alli [sic].” Más abajo, en un álbum titulado “Mis mejores días” José David Guamán está mordiendo la cabeza de un perro decapitado, mientras sus compañeros sostienen el cadáver de los pies, como un trofeo. “mi mejor presa” dice la descripción de la foto.
La imagen ha estado circulando por Facebook y gente ha empezado a moverse para solicitar que se respeten los derechos de los animales. Otros han publicado el nombre de este idiota, tildándolo, con justicia, de asesino. Y en realidad, el orgullo con el que presenta el asesinato y un rápido vistazo a su página de Facebook nos lo dice: este hombre es un ignorante.
Va a ser facilísimo culparle. Él ha puesto las fotos, él ha mordido la cabeza de un perro muerto. Pero la cuestión no queda ahí, en lanzarle el muerto a este guambra, decir que es un criminal y punto. Porque queda por decir quién es capaz, quién se atreve, cómo llega un hombre, cualquier ser humano, al punto en el que cree que cortar la cabeza de un perro y metérsela a la boca no es solo una acción permisible, sino premiable? Y al tratar de responder una pregunta tan difícil hay que ver más allá de la fotografía. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que sus amigos de facebook no le repriman su crueldad? Aquí tenemos a un tipo que cometió este acto inhumano y terriblemente violento, rodeado de un grupo de gente que no solo no le critica, sino que le felicita, o se da el derecho de bromear alrededor del asunto:

 
“No había ajicito?” le preguntan. “Así nomás, sin ají, con agua nomás” responde él. Qué risa. Y detrás del chiste, la felicitación. “se necesita valor para comer eso …bien.” Y ahí está lo terrible. El hecho de que este asunto no es una atrocidad en el círculo de este hombre. Porqué? Porque él es un militar, y está demostrando, como dice “Juniorcito”, el valor y coraje de un soldado. Bien David. Muy bien David. Te comiste la cabeza cruda de un perro. Y lo hiciste sin ají. Y así, siguen los chistes en los comentarios:



“Yo soy un joven decente para la patria,” es (creo) lo que dice. Y seguramente él lo cree. Así lo creen también, supongo, el resto de imbéciles que en la fotografía lo rodean, sosteniendo el cadáver del perro. Uniformados, con la bandera del Ecuador en el brazo, orgullosos de servir a la patria. Y así quizás se entienda mejor las preguntas que esta foto nos deja. El problema de este hombre es un problema semiótico; es un problema de lenguaje. Es el significado de “valor” o “coraje” lo que está por encima, y ese significado es absoluto e innegable, superior a cualquier razón o cualquier lógica. Y frente a la verdad absoluta las cláusulas no se cuestionan. David está mostrando el valor y el coraje de un buen soldado. Y ya, eso es todo. Frente a ese valor no hay razones. Frente a la convicción absoluta cualquier cuestionamiento es un chiste. Así, igualito, se han de haber reído algunos españoles cuando en nombre de Jesús quemaron vivos a centenas de seres humanos, y así también se deben haber reído los soldados romanos que escucharon, quejándose mientras le latigueaban, a ese barbudo idiota que se creía rey. Ese man, el de la cruz en la que José David Guamán Pichasaca se quiere subir. Todos tenían convicciones absolutas e incuestionables. 
El acto da asco. Un asco violento que a mí al menos me ha carcomido el estómago durante días. Es duro ver las imágenes y tratar de entender a este tipo. Y de hecho siento en el pecho la verdad incuestionable y absoluta de que deberíamos lincharle a este cabrón, o meterle en una jaula repleta de perros hambrientos a que lo devoren. Pero la verdad es que este tipo es un títere. Y si lo metemos en esa jaula el ejército se va a sacar el guante y ya está. ¿Se acuerda alguien de ese video de entrenamiento militar, donde les forzaban a los cadetes a meterse a un túnel repleto de gas lacrimógeno? (no lo encuentro, pero aquí está uno parecido.) De alguna manera el ejército convenció a estos hombres que eso significa defender a la patria. Que eso es valor. ¿Qué otra opción tienen que meterse en el túnel? ¿Sufrir el castigo físico de la penitencia posterior, peor que esa? ¿o aceptar el hecho, lanzarse al túnel de cabeza, o aguantar la respiración en el gas y decir y repetirse “soy hombre,” “soy un joven decente para mi patria”? 

Y en este caso, ¿qué opción tenía José David Guamán, si la única que se le presentó fue la de cortar la cabeza a un perro y comerla? Nosotros no entendemos. ¿Cómo criticarle? Lo pregunto sin una sola gota de sarcasmo. ¿Cómo podemos criticar a este títere, si frente al reproche contesta esto?



Voy a tratar, José David, voy a tratar de cacharte. Es la vida de un militar. Matar para sobrevivir. Y “sobrevivir” no significa para ti lo mismo que significa para nosotros. Porque el perro no era una amenaza. No tenías que matar al perro para sobrevivir. El perro fue el instrumento, la metáfora: el valor que se requiere para matar a un perro y ponértelo en la boca, eso es lo que se necesita para "sobrevivir". Y yo sé quién te enseñó eso. Es un problema de interpretación lingüística, un problema, en base, de educación. Lo cual explica las faltas ortográficas, innumerables. Es fácil tomar una cabeza vacía y llenarla de verdades.
Ahora que el caso ha ganado atención, ésta es la última adición de este tipo a su cuenta de fb:

A todas las personas que ingresaron a mi cuenta de facebook, quiero presentar desde el fondo de mi corazon y como creyente de un ser supremo que es Dios, las disculpas por haber publicado y subido a este medio las imagenes que se encuentran circulando, imagenes que no guardan relacion con la politica de la institucion a la cual me encuentro sirviendo, sino mas bien ha un hecho infantil provocado por un compañero que en algun momento no midio las consecuencias que podria ocacionar. Quiero expresar mi arrepentimineto y pedir nuevamente disculpas ante este hecho principalmente al ejercito al cual me encuentro sirviendo ya que afecto a la imagen de esta institucion.

¿Habrá sido la misma institución la que le forzó a poner este inspirado discurso? Sea o no, lo cierto es que este último mensaje es lo más grave de este caso. Porque de hecho las imágenes sí guardan relación con la política de la institución a la que este tipo sirve. En este mensaje se esconde la razón por la cual no podemos apuntarle a este pobre infeliz con el dedo y decir “culpable,” “asesino”. Porque él está cumpliendo un papel sin saber las razones o las consecuencias, porque las razones o las consecuencias no importan. Lo importante no es él, ni el perro, ni el resto de personas que lo rodeaban. Lo importante es la institución. De eso se arrepiente, no del hecho, sino de cómo el hecho afectó a "la imagen de esta institución". Y así es como debemos ver este problema. La responsabilidad de este caso recae en los militares, no en este ser sin cerebro, lobotomizado por el ejército. La verdadera solución consiste en un proceso de reajuste, largo y difícil, de la caterva de imbéciles que creen que la sangre y la violencia son parte del entrenamiento de un hombre. Que se lamenten, se disculpen e investiguen. Este es un problema de ideología, no de irresponsabilidad.










POSDATA: El ejército, como haciendo eco del mensaje que José David Guamán dejó en su muro, ha publicado en Facebook el siguiente mensaje:


Imagenes perro decapitado.

El Ejército ecuatoriano expresa su total rechazo y repudio a ese acto que atenta contra los derechos de los animales y es una práctica prohibida en la institución. Se están realizando las investigaciones pertinentes y con los responsables se tomarán las medidas disciplinarias correspondientes.

La institución lamenta sobremanera lo sucedido y reafirma su compromiso de respeto y cuidado a los animales.



Es precisamente lo que se esperaba: hablar de responsables. Lanzar la culpa a este guambra. El ejército tiene que responsabilizarse de este hecho porque no es un acontecimiento aislado. La crueldad y la violencia son parte del entrenamiento militar. No hay que buscar responsables, sino modificar estructuras ideológicas.

febrero 27, 2010

El Blog y la Nostalgia

Han pasado algunos años desde que dejé un par de blogs atrás, y decidí que quizás esto no era lo mío. Regreso con cierta nostalgia, con el convencimiento de que esto del blog está pasando de moda, y que esa es exactamente la razón por la cual es bueno volver. Hacer públicas algunas de mis ideas me ha hecho pensar en la inmediatez de la comunicación, en las (generalmente deplorables) nuevas tendencias de la Internet y especialmente en esta salvaje carrera tecnológica que vivimos desde hace un par de décadas.

Que el mundo moderno es un mundo agresivo no está en discusión. Pero más allá de los obvios conflictos, el siglo XXI ha sido silenciosamente agresivo en la vida cotidiana del hombre occidental. Entramos en él con la costumbre de la publicidad, el marketing y el neo-liberalismo, convencidos de que esta forma de vida apresurada y violenta era no solo la única, sino la forma de vida correcta. Hemos llegado al punto de autoesclavizarnos frente a millones de pantallas y colores. El hombre moderno es el hombre que con la cámara en la mano y la mente vacía se para en Times Square a admirar lo que podría comprar si hiciera el correcto sacrificio de disfrutar menos de su vida. La vida sin teléfonos celulares y lap-tops se ha vuelto casi inconcebible para algunos. La idea es la inmediatez, la productividad. Estamos convencidos que esto es comodidad y necesidad.Necesitamos esta forma de vida. Nos nutrimos de ella. Vivimos más que nunca encadenados a un sistema que, al parecer, no va a ningún otro lado que a su propia destrucción. El encadenamiento a este tipo de tecnologías nos hace vulnerables, y nos vuelve agresivos.

Sí, no he dicho nada nuevo. Estoy, al igual que millones de personas alrededor de la Tierra, profundamente convencido de lo terrible que es esta esclavitud. Estamos conscientes de que estamos perdidos. Lo sabemos; todos lo sabemos si es que nos ponemos a reflexionar: el futuro cercano, en este ritmo de vida, es definitivamente imposible. No es cuestión de pesimismo. El hombre positivo es el hombre ignorante (sector demográfico en constante crecimiento). Pero en el fondo no hay ningún problema, porque cuando la angustia nos golpea el hombro siempre podemos ignorarla con los juegos instalados en mi nuevo iPhone.

No me lavo las manos. Soy culpable, al igual que todos, de entregarme a este esclavismo. Es fácil caer en las tendencias, especialmente cuando se transforman en una necesidad. Pero me molesta infinitamente nuestro intento de demostrar superioridad. Somos, al parecer, infinitamente superiores de lo que fueron nuestros antepasados hace 50, 100, 1000, 10000 años atrás. Vemos la historia por sobre el hombro, con una sonrisa orgullosa, burlona. Así nos la enseñan.

Hoy todo es inmediato. Y no hay un problema evidente en este hecho: todo lo que sucede en el mundo puede llegar a nuestras manos en menos de segundos. Nadie puede negar que este es un avance importantísimo en la historia de la humanidad. El hombre contemporáneo se regocija de orgullo. Pero de esta inmediatez surge nuestra mayor cárcel: estamos condenados a que nada sea masticado. ¿Cómo puede surgir un proceso de reflexión si es que cada noticia es leída y descartada en segundos? Somos mucho menos reflexivos de lo que éramos años atrás. Por eso el éxito del twitter, porque permite tener 140 caracteres de la sabiduría comprimida de, digamos, Britney Spears oSnoop Dogg.

O de ella, si es que se busca algo más profundo

O de ella, si se busca algo más profundo

¿Y cuál es la idea detrás de twitter? Además del obvio y espantoso vouyerismo, lo inmediato y lo resumido. El vacío editorial. Todo sucede con la velocidad y el contenido de un twitter. En la Internet hemos abreviado, sin necesidad, el idioma, y nos hemos entregado a una vida social virtual que no interrumpa lo que es verdaderamente importante: trabajar para comprar un montón de mierda.

Por eso el blog parece tan nostálgico ahora. Acabo de colgar a la red una opinión de más de 600 palabras, pero así soy yo, anticuado. La nostalgia ahora es igual de inmediata. Niños de 18 años recuerdan con una sonrisa cuando Facebook no tenía juegos. “¿Te acuerdas de Windows XP?” se preguntan unos a otros, recordando con nostalgia el sistema operativo de aquellos días, cuando todavía no había Blackberrys y el iPod era en blanco y negro. “Tantos años atrás. Te extrañamos, 2005″.

Y así se nos escapa poco a poco el pasado. Los límites de lo que fue y de lo que se nos viene se acortan, y nos encadenamos felices a vivir el presente, inmediato. Inmediatamente. Mediáticamente. Y eso nos hace superiores. Hace 100 años, el hombre promedio dormía alrededor de 9 horas 30 minutos. Ahora dormimos un promedio de 7 horas. Qué vagos eran antes. Deplorable.