julio 21, 2011

Fleet Foxes y los límites


Por favor, play before reading


Después de tres meses de tener las entradas guardadas en el cajón, llegó el día en que Fleet Foxes se presentaba en un teatro íntimo (3000 personas) de St. Louis. Salimos de Normal a las 2, y regresamos doce horas después, embriagados de la experiencia. Escuchar a la banda es un acto medio pasivo. Son buenos para escuchar cuando uno quiere relajarse. Pero el concierto fue uno de los más energéticos que he visto, como si la energía viniera de otros lados, quizás de la intimidad del teatro pero también del calor de su música.

Salimos de Normal sin mucho relajo, y recién en el viaje empecé a darme cuenta de la importancia del concierto al que íbamos. Fleet Foxes fue la banda que marcó con más fuerza la transición de mi mudanza, el abandono de la patria, la distancia de todo lo que era mío, el inicio de la soledad. Y en esa época de confusión, miedo y anhelo caminé por los aeropuertos escuchando su música, con el alma encendida. Mi tristeza no era solo el hecho de partir, sino la tristeza latinoamericana, esa especie de dolor que tenemos por vernos forzados a pensar que partir, que el abandono es el camino correcto. Y nos sentimos abandonados en nuestra propia patria. El miedo a esa soledad es terrible, porque no es una posición social, sino un resentimiento espiritual, casi metafísico. A los latinoamericanos nos duele el alma.

Alguien decía que el viaje siempre es interno, individual. Y así nos toca vivir, con los ojos abiertos de resignación frente a lo desconocido. La música de Fleet Foxes ve desde los ojos de la soledad individual del humano hacia el paisaje, hacia el cielo, abandonándose en el desconocimiento, resignándose con cierta tristeza al desconocimiento, pero aceptando que en el funcionamiento de esos paisajes está el código que nunca descifraremos. Y por eso su música parecería atravesar los límites de lo que es nostálgico o triste y lo que es esperanzador y alcanzable.

No todos pueden disfrutar de su música, es cierto. Pero lo que me parece innegable es que su mayor mérito viene de su honestidad. No hay posiciones ni intereses detrás. La fuerza en que las cuerdas vibran, la prolongación de una nota dilatada y las palabras en armonías exactas tienen la misma esencia. Las profundidades de la letra y de la melodía son las mismas. Hay un sentimiento real, un alma que se vuelca entre los sonidos. Y cuando el escenario vibraba con esa honestidad al otro lado la mía también temblaba, con una emoción inmensa. Como si mi cuerpo fuera un instrumento de cuerdas: venas y nervios que vibraban, resonando adentro, aceptando en un acorde el viaje, el abandono y las madrugadas que vendrán, pero también la comunión y el miedo a la muerte.



























Repertorio, con link a mis favoritas:

The Cascades    
Drops in the River *          
Battery Kinzie
Bedouin Dress  
Sim Sala Bim
White Winter Hymnal   
Ragged Wood
Lorelai
Montezuma
Blue Spotted Tail
_____
Oliver James
Helplessness Blues

*Por favor, véalo.

julio 05, 2011

Pirotecnia baby!

Curiosa la afición a la pirotecnia de los norteamericanos. El ruido y las explosiones son parte de su aniversario, y todos gritan con orgullo, sonríen y bailan. "Only patriotic music today", decían en las radios, y una pareja a nuestro lado gritaba "Yeah! America! Woo!" Hubo un silencio total cuando, después de un comienzo débil, los juegos pirotécnicos se detuvieron. Me pregunto qué hubiera pasado si es que no hubieran podido encenderlos de nuevo. La indignación, el caos. Pero lo más curioso de todo es que esta pirotecnia es en realidad un excelente símbolo del país, no solo por la tecnología, la preparación, las luces, los colores, el espectáculo trivial, sino también porque se recuerda con explosiones de colores la historia sangrienta de un país que nació y ha crecido a través de la guerra. Las luces son un recuerdo de las bombas, la violencia, la fortaleza, el estruendo. Desde la independencia a Iraq: fuegos de colores. Y ese es el discurso que se repetía en la radio, o en las letras de las canciones de la banda de covers. El tributo a la gente que murió por la libertad del país, el honor a los soldados, la presencia constante de toda esa sangre, esas batallas lejanas, esas explosiones.

Pero estuvo divertido.