octubre 25, 2010

Sobre la poesía (teoría, con ejercicios para el lector)

Si bien la poesía tiene orígenes en la oralidad, su esencia moderna se destaca en la imprenta. Existe cierto orden en la representación escrita de la poesía; pero tiene su fuerza en el hecho de que es contestataria a la narrativa: busca la destrucción del orden temporal, de la estructura lineal del discurso. Esto es evidente desde su oralidad, tomando en cuenta la tendencia rítmica del verso (¿no le parece a usté que el encabalgamiento es un acontecimiento extraño?). Pero es evidente en el papel, en el poder visual y gráfico del verso. El verso tiene unidad como imagen.

Por eso la poesía es de cierta manera la evasión de la muerte. La narrativa presenta siempre el miedo del hombre a ese vacío que ya mismo viene, porque muestra el fluir del tiempo. El mismo discurso que ahora propongo tiene una causalidad de inicio y fin, que se relaciona con la narración (al igual que la memoria, la descripción de un sueño o todo el proceso reproductivo y sexual). El lector espera ese orden porque es natural, como la mañana y la noche. Mucha poesía busca y encuentra su expresión simplemente en el rompimiento de esta estructura. Fíjese el lector atento y escuche, cómo las líneas de lo que he escrito en una continuidad (prosa, la prosa carajo), se diferencia del verso, tan rebelde y grosero, a veces:

La poesía es
de cierta manera
la evasión de la muerte.

Señor lector, le propongo un ejercicio. Divida en versos cualquier cosa. Cualquiera. Después mírelo, entrecerrando los ojos. Ya verá qué bonito.

Por cierto. La joyita de ahí arriba, Apollinaire.

octubre 04, 2010

Querida clase media: un llamado a la cordura

Puede ser la distancia, pero de golpe me levanto y soy un ser político. Por acá hablo de los espacios públicos de Quito, de todo el país y sus tradiciones milenarias, de su esclavismo colonial, de su regionalismo, de sus templos dorados, de sus selvas, de su racismo, de su afición por el verde y el arroz y el ají, del quichua y la belleza de los indígenas, de las montañas y la altura, y de golpe la necesidad de opinar de política. Un ser político, de golpe. Yo que tanto lo evité. En todo caso, lo hago debido a las circunstancias actuales del país, porque esta crisis me ha golpeado en el centro de mi nostalgia.

Extraño el caos de Quito, su ausencia de límites de velocidad, cruzar las calles donde se quiera y, cómo no, extraño los buses con sus payasos y sus barriletes. Es fácil, cuando uno está ahí, acostumbrarse a ese caos y vivir cómodo en él. Es fácil también acostumbrarse a las crisis. Ahora que no estoy allí me da ganas de abrazar a todo el país. Darle un abrazo gigante al Correa, porque es nuestro presidente y porque fue electo popularmente, porque dentro de todos sus defectos es un ser humano con ganas de gobernar, porque acepto la democracia y democráticamente fue electo. Y darle un abrazo gigante a los policías porque sufren, se preocupan, sienten, tienen hijos, tienen hambre y quieren defender sus derechos. Perdón por lo de los abrazos. Está un poco de más. Pero al menos una mano en el hombro, una palmadita en la espalda. 

No estoy de acuerdo con el señor presidente. Rechazo su prepotismo y sus momentos ilógicos. Pero no soy un "correista" si es que considero que, en ciertos temas, no ha sido un presidente espantoso. No considero que esté bien tampoco pensar que "correista" es mala palabra, como nos tienen acostumbrados a nosotros, la clase media. Y por supuesto, no estoy de acuerdo con que la policía, una institución que se supone debe estar ahí para velar que se cumplan los derechos y las responsabilidades de los ciudadanos, de repente dispare al aire y sacuda así de fuerte toda la estructura del país. Todo por intereses políticos. Pero cometemos también un error al juzgar todo sin reflexión. Porque aquellos policías que gritaron "No, señor Presidente", que hecharon gas o que que dispararon, estoy seguro, no tenían una intención política. Los policías que murieron murieron sin la menor intención o conocimiento del papel que estaban desenvolviendo. Pobres policías, tan ignorantes como nosotros, que nos oponemos a una constitución o la favorecemos a gritos sin ni saber realmente qué carajos es eso de la constitución. Ignorante el que vota sin leer la constitución, ignorante también el que la lee y cree que la entiende. 

El problema es que somos un pueblo de equipos. Nos gustan nuestros equipos y nos quedamos a defender la camiseta hasta el final. Siempre es Liga  y Barcelona, Guayaquil y Quito, Eloy Alfaro o García Moreno, Pilsener o Club. Si te gusta Quito, pobre infeliz no irás a defender a los monos o viceversa serrano bobo. No me sorprende ver que en esta crisis es igual, cómo el país se transforma en una cancha donde se van formando compañeros. En el facebook y en los comentarios de noticias por ahí alguien dice "abajo correa" y otro le contesta "ignorante, tonto, abajo los chapas, arriba correa", y otro dice "ya era hora de que alguien haga algo con este presidente irrespetuoso, a ver si te gusta que te traten mal, tarado", y alguien más dice "señores policías váyanse al carajo". Y todo el asunto es escoger un lado. Nos cuesta muchísimo encontrar acuerdos. Y nos cuesta hacerlo porque actuamos sin reflexión. Correa o es malo o es bueno y punto. Los chapas son animales, y punto.

Escoger un lado es sucumbir a una circunstancia donde desfoguemos nuestros inconformismos. Somos, por supuesto, un pueblo infinitamente inconforme, porque somos un pueblo pobre y mal estructurado. Lanzar piedras en la calle, gritar a la tele cuando asoma el Correa o escribir un grafitti nos alivia. Nos sentimos bien. En momentos de crisis necesitamos más que nunca esas circunstancias. Hay algo adentro que nos tiene enojados, siempre, contra algo. Este alivio es válido y necesario. Está bien gritarle al Correa, aún mejor hacer un grafitti (que es quizá y desde mi opinión una de las mejores maneras de hacer política), pero no podemos gritar por gritar. Al menos no deberíamos.
Sin embargo, ese ha sido durante años la función de la clase media. ¿Cuándo fue la última vez que nos sentimos bien con un gobierno? Cada uno de nuestros miles de gobernantes de las últimas dos décadas sufrieron duro nuestros insultos. Sería imposible negar que el Abdalá no se merecía un millón y más de insultos, pero también somos apresurados al juzgar. Pocos reflexionan en el proceso anticonstitucional por el cual se destituyó al "loco que ama", porque estuvo bien. Nos quejamos de tanto político corrupto pero estamos dispuestos a sobornar a un policía por no ir a la cárcel, no conocemos los límites de velocidad de nuestra ciudad y nos subimos al bus donde nos da la gana.

¿Qué es lo más grave de todos estos acontecimientos, según los comentarios del facebook? La verguenza. Nos da verguenza internacional, nos da pena que nos vean y que nos reconozcan parte de este caos. La clase media es peor en ese sentido que el "pueblo ignorante" y los "gobernantes corruptos". Juzgamos apresuradamente, sin reflexión, sobre temas que en realidad no nos importan, porque queremos escaparnos, no queremos ser vistos en esta realidad. La ciudad donde los policías se mataron entre ellos no es nuestra. Solo la vemos por televisión. En el fondo, ¿para qué comento sobre todo esto? No estoy ayudando al país. Burlarme del Correa, insultar a los chapas (siendo honesto, qué hijos de pucta) me limpia un poco de culpa. Por que, al final, yo estoy lejos. Yo no estoy allá. Yo tengo un trabajo estable y estoy cómodo. Mientras tanto caos no me estorbe, ahí aguantamos. Comentemos, comentemos esto largo y digamos frases prefabricadas. Juro que ayuda, nos limpia por adentro y nos permite vivir dentro del caos con comodidad. Les facilito algunas:

-Todo es culpa del prepotente del Correa, estaba pidiendo a gritos por inestabilidad política. 
-Chapas de mierda, respeten el uniforme y los derechos de la ciudadanía, estamos hartos!
-Esto es estrategia del mismo gobierno, tratando de manipular a la gente, tratando de tomar el control de los medios de comunicación.
-Qué verguenza me da, saber que estas cosas suceden en mi país, qué indignante. Primera plana de CNN. Qué verguenza.