¿Qué mueve a un hombre a matar, decapitar y morder la cabeza de un perro?

La imagen ha
estado circulando por Facebook y gente ha empezado a moverse para solicitar que
se respeten los derechos de los animales. Otros han publicado el nombre de este
idiota, tildándolo, con justicia, de asesino. Y en realidad, el orgullo con el
que presenta el asesinato y un rápido vistazo a su página de Facebook nos lo
dice: este hombre es un ignorante.
Va a ser
facilísimo culparle. Él ha puesto las fotos, él ha mordido la cabeza de un
perro muerto. Pero la cuestión no queda ahí, en lanzarle el muerto a este guambra,
decir que es un criminal y punto. Porque queda por decir quién es capaz, quién
se atreve, cómo llega un hombre, cualquier ser humano, al punto en el que cree
que cortar la cabeza de un perro y metérsela a la boca no es solo una acción permisible,
sino premiable? Y al tratar de responder una pregunta tan difícil hay que ver
más allá de la fotografía. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que sus amigos de
facebook no le repriman su crueldad? Aquí tenemos a un tipo que cometió este
acto inhumano y terriblemente violento, rodeado de un grupo de gente que no
solo no le critica, sino que le felicita, o se da el derecho de bromear
alrededor del asunto:
“No había
ajicito?” le preguntan. “Así nomás, sin ají, con agua nomás” responde él. Qué
risa. Y detrás del chiste, la felicitación. “se necesita valor para comer eso …bien.”
Y ahí está lo terrible. El hecho de que este asunto no es una atrocidad en el
círculo de este hombre. Porqué? Porque él es un militar, y está demostrando,
como dice “Juniorcito”, el valor y coraje de un soldado. Bien David. Muy bien
David. Te comiste la cabeza cruda de un perro. Y lo hiciste sin ají. Y así,
siguen los chistes en los comentarios:
“Yo soy un joven
decente para la patria,” es (creo) lo que dice. Y seguramente él lo cree. Así
lo creen también, supongo, el resto de imbéciles que en la fotografía lo
rodean, sosteniendo el cadáver del perro. Uniformados, con la bandera del
Ecuador en el brazo, orgullosos de servir a la patria. Y así quizás se entienda
mejor las preguntas que esta foto nos deja. El problema de este hombre es un
problema semiótico; es un problema de lenguaje. Es el significado de “valor” o “coraje”
lo que está por encima, y ese significado es absoluto e innegable, superior a
cualquier razón o cualquier lógica. Y frente a la verdad absoluta las cláusulas
no se cuestionan. David está mostrando el valor y el coraje de un buen soldado.
Y ya, eso es todo. Frente a ese valor no hay razones. Frente a la convicción
absoluta cualquier cuestionamiento es un chiste. Así, igualito, se han de haber
reído algunos españoles cuando en nombre de Jesús quemaron vivos a centenas de
seres humanos, y así también se deben haber reído los soldados romanos que
escucharon, quejándose mientras le latigueaban, a ese barbudo idiota que se
creía rey. Ese man, el de la cruz en la que José David Guamán Pichasaca se
quiere subir. Todos tenían convicciones absolutas e incuestionables.
El acto da asco.
Un asco violento que a mí al menos me ha carcomido el estómago durante días. Es
duro ver las imágenes y tratar de entender a este tipo. Y de hecho siento en el pecho la verdad incuestionable y absoluta de que deberíamos lincharle
a este cabrón, o meterle en una jaula repleta de perros hambrientos a que lo
devoren. Pero la verdad es que este tipo es un títere. Y si lo metemos en esa
jaula el ejército se va a sacar el guante y ya está. ¿Se acuerda alguien de ese
video de entrenamiento militar, donde les forzaban a los cadetes a meterse a un
túnel repleto de gas lacrimógeno? (no lo encuentro, pero aquí está uno parecido.) De alguna manera el ejército convenció a
estos hombres que eso significa defender a la patria. Que eso es valor. ¿Qué
otra opción tienen que meterse en el túnel? ¿Sufrir el castigo físico de la
penitencia posterior, peor que esa? ¿o aceptar el hecho, lanzarse al túnel de
cabeza, o aguantar la respiración en el gas y decir y repetirse “soy hombre,” “soy un joven decente para mi patria”?
Y en este caso, ¿qué opción tenía José David Guamán, si la única que se le presentó fue la de cortar la cabeza a un perro y comerla? Nosotros no entendemos. ¿Cómo criticarle? Lo pregunto sin una sola gota de sarcasmo. ¿Cómo podemos criticar a este títere, si frente al reproche contesta esto?
Y en este caso, ¿qué opción tenía José David Guamán, si la única que se le presentó fue la de cortar la cabeza a un perro y comerla? Nosotros no entendemos. ¿Cómo criticarle? Lo pregunto sin una sola gota de sarcasmo. ¿Cómo podemos criticar a este títere, si frente al reproche contesta esto?
Voy a tratar, José David, voy a tratar de cacharte. Es la vida de un militar. Matar para sobrevivir. Y “sobrevivir” no significa para ti lo mismo que significa para nosotros. Porque el perro no era una amenaza. No tenías que matar al perro para sobrevivir. El perro fue el instrumento, la metáfora: el valor que se requiere para matar a un perro y ponértelo en la boca, eso es lo que se necesita para "sobrevivir". Y yo sé quién te enseñó eso. Es un problema de interpretación lingüística, un problema, en base, de educación. Lo cual explica las faltas ortográficas, innumerables. Es fácil tomar una cabeza vacía y llenarla de verdades.
Ahora que el caso
ha ganado atención, ésta es la última adición de este tipo a su cuenta de fb:
A todas las personas que ingresaron a mi cuenta de facebook, quiero presentar desde el fondo de mi corazon y como creyente de un ser supremo que es Dios, las disculpas por haber publicado y subido a este medio las imagenes que se encuentran circulando, imagenes que no guardan relacion con la politica de la institucion a la cual me encuentro sirviendo, sino mas bien ha un hecho infantil provocado por un compañero que en algun momento no midio las consecuencias que podria ocacionar. Quiero expresar mi arrepentimineto y pedir nuevamente disculpas ante este hecho principalmente al ejercito al cual me encuentro sirviendo ya que afecto a la imagen de esta institucion.
¿Habrá sido la misma institución la que le forzó a poner este inspirado discurso? Sea o no, lo cierto es que este último mensaje es lo más grave de este caso. Porque de hecho las imágenes sí guardan relación con la política de la institución a la que este tipo sirve. En este mensaje se esconde la razón por la cual no podemos apuntarle a este pobre infeliz con el dedo y decir “culpable,” “asesino”. Porque él está cumpliendo un papel sin saber las razones o las consecuencias, porque las razones o las consecuencias no importan. Lo importante no es él, ni el perro, ni el resto de personas que lo rodeaban. Lo importante es la institución. De eso se arrepiente, no del hecho, sino de cómo el hecho afectó a "la imagen de esta institución". Y así es como debemos ver este problema. La responsabilidad de este caso recae en los militares, no en este ser sin cerebro, lobotomizado por el ejército. La verdadera solución consiste en un proceso de reajuste, largo y difícil, de la caterva de imbéciles que creen que la sangre y la violencia son parte del entrenamiento de un hombre. Que se lamenten, se disculpen e investiguen. Este es un problema de ideología, no de irresponsabilidad.
POSDATA: El ejército, como haciendo eco del mensaje que José David Guamán dejó en su muro, ha publicado en Facebook el siguiente mensaje:
Imagenes perro decapitado.
El Ejército ecuatoriano expresa su total rechazo y repudio a ese acto que atenta contra los derechos de los animales y es una práctica prohibida en la institución. Se están realizando las investigaciones pertinentes y con los responsables se tomarán las medidas disciplinarias correspondientes.
La institución lamenta sobremanera lo sucedido y reafirma su compromiso de respeto y cuidado a los animales.
Es precisamente lo que se esperaba: hablar de responsables. Lanzar la culpa a este guambra. El ejército tiene que responsabilizarse de este hecho porque no es un acontecimiento aislado. La crueldad y la violencia son parte del entrenamiento militar. No hay que buscar responsables, sino modificar estructuras ideológicas.